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Tip para callar a las mujeres religiosas CHISMOSAS

viernes, 11 de marzo de 2011

BRIAN WEISS Y EL FRAUDE DETRAS

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Debo decirlo. Esperé unos momentos para que la bronca se me disipara y poder escribir este informe. Más tarde, haré otro para una revista española, pero es bueno tomar nota aquí y ahora de los hechos tal y como sucedieron hoy (26 de abril de 2009) en el taller vivencial de Brian Weiss.

La palabra es: estafado. Y me cuesta reconocerlo, porque, una vez más, confiaba como un ingenuo en algo.

Todo comenzó cuando nos sentamos, mi compañera y yo, en una fila que estaba vacía. Cómo nos habían ocupado los asientos que teníamos antes, no nos pareció nada raro ocupar otros que vimos vacíos, sin carteras, ni nada que lo identificara con alguien.

Ni bien se llenó empezó el lío, pues resulta que en la primera parte del taller se habían sentado otras personas. De tan mala gana nos dijeron que nos levantáramos de ahí que quise probar un experimento a lo Randi. Simplemente me rehusé, no me parecía correcto que nos trataran de una forma tan despectiva.


De inmediato, llamaron a los de seguridad, y vino un joven, bien atiborrado de anabólicos, y empezó ya en malos modos a amenazarme con llamar a más gente para echarnos. Todo por un asiento.

Detrás nuestro, se plegó una turba de mujeres New Age dispuestas a todo con tal de que dejáramos esos asientos que tenían de forma invisible reservados. Una acomodadora nos dice: “Los asientos son libres, nadie tiene reservado nada”. Pero los organizadores, que fue La Casa vinieron a los gritos, sin siquiera escuchar las razones que teníamos, a expulsarnos ya en términos desagradables.

Pero el máximo momento fue cuando una de las mujeres New Age, ya fuera de sí, nos gritó:
 Van a encarnarse como bolitas”, en alusión a la raza de los Bolivianos, marcando un hondo sentido de desprecio hacia ellos. Eso me bastó para terminar mi experimento y levantarme. Al hacerlo, ante los reclamos de una mujer detrás de mí que pedía ver mi entrada, se la enseñé mientras le decía que la próxima vez si quería le daba los clavos (para crucificarme, claro).

A este punto, se me acerca prepotente la coordinadora del evento (la super-mujer New Age de la foto) y, viéndome con furia, me dice que soy un irrespetuoso, maleducado, blasfemo, estúpido, bah, es tanta la retahíla de insultos que emana esta mujer que sinceramente me pregunté qué bicho le había picado a Brian Weiss para contratar sus servicios.

Luego, al verlo ingresar al Dr Weiss con Susana Giménez, una actriz reconocida de argentina de un importante estatus económico, me di cuenta que estaba realmente metido en una farsa. Y ahora vamos a Brian Weiss.

Debo agradecer a la coordinadora por quitarme la venda de los ojos en el evento, en virtud de sus insultos. También, debo agradecer a las personas que con toda su gran iracundia me amenazaron, discriminaron, e insultaron a los pobres bolivianos pensando ingenuamente que así me lastimarían.

Ahora no me cabe dudas de que Brian Weiss, siempre rodeado de personas influyentes y con dinero, le interesa esto mismo: el dinero.

Cuando salíamos del evento, mientras seguía insultándome el joven “anabolizado” y la coordinadora, pese a que éramos clientes suyos que pagamos 100 dólares por participar del taller vivencial, me di cuenta de que en definitiva es el dinero, y únicamente el dinero, lo que les importa a esta gente.

Hubiera sido humilde al no criticarles las ventas de CD y libros del autor Brian Weiss a la entrada, venta de forma desesperada, si no fuera por la actitud miserable que tuvieron.



ESPIRITUALIDAD VS DINERO

Pero así es. Cuando se los atiza un poco a los espiritualistas y New Age, sacan a relucir sus dientes de sable. Se jactan de que están en un nivel por encima del resto, subestimando, sea espiritualmente - o como en el caso – económicamente.

En realidad la mayoría de las que lo hacen son mujeres viejas que, con un pie en el féretro y otro en la vida diaria, temen porque la hora de la verdad se les acerque.

Y como la religión no les basta, lo mejor es meterse con un gurú que les llene las cabezas con lenguaje florido de amor y paz mientras el evento suma 18.000 dólares (sin contar la venta de libros) en 1 sólo día. Venga, que así todos somos bondadosos y espirituales, porque lo que nos hace comportarnos mal muchas veces es la carencia de dinero, no tener para pagar estudios a nuestros hijos o tener que luchar día a día por un plato de comida. A esta gente, huelga decirlo, le importa un rábano esto.

Ya pagaron su estadía en el cielo, ya tienen a Dr Weiss para iluminarlos. El que se interponga entre ellos y el cielo es el enemigo.

Cuando lo oía a Brian Weiss una y otra vez, sin ponerle dinamismo al evento, sentado siempre relajado con su voz suave y sosegada, pensaba ¿cómo sería eso de contar una y otra vez la misma historia, la misma técnica de regresión, esas palabras de amor y paz y luz y la energía que te envuelve y bla bla bla.?

Así una y otra vez. Siempre lo mismo.

¿Acaso no se cansaría de decir lo mismo, sin tener interactividad?

Evidentemente si cuando cobras por decir eso lo haces bien, no hay razón para aburrirse.

Pero si fuera un evento gratuito, probablemente si lo habría.

El rumor era cierto: Brian Weiss le gustaba regodearse de gente superficial y materialista, terriblemente hipócritas. No sólo por aquel refrán de “dime con quien andas y te diré quien eres”. Además de ser el más marketinero, me pareció algo pueril eso de querer hacer regresiones masivas a las personas ahí reunidas, cuando los asientos eran incomodísimos, y en la última hora, siquiera había aire acondicionado.

¿Cómo una persona puede relajarse en tal estado?.

Pero ya vamos a ir a los hechos sobre sus regresiones.




DIOS ENCARNADO CON CABELLO CANO

Y seguro es así. A más de una mujer allí sentada Brian Weiss le debería parecer la encarnación de la bondad sobre la tierra, Dios mismo encarnado! Y no es que el Dr Weiss se hubiera encargado de hacer pensar en ello a la gente en sus libros (menciona que pasó sus días con Cristo, y que lo vio cuando iba a la cruz, según recordó en una auto-regresión que se hizo; referencia: “Lazos de Amor” y “Muchos cuerpos una misma alma”).

Pero no. No es por el Dr Weiss mismo, sino por ese estatus de millonario que tiene. No se acerca a la gente, y no quiere un contacto más íntimo con las personas, como por ejemplo, otro millonario, David Copperfield hizo cuando vino a Argentina.

Es un showman el Dr Weiss pero que se divierte con chistes espiritualistas, burlándose de vez en cuando de su colega hindú Deepack Chopra. Y estableciendo una marcada diferencia entre él y aquel médico hindú metido a gurú.

Recuerdo cuando vino James Randi a Buenos Aires. Sin ser espiritual, sin decir que fue aliado del Mesías, sin creer siquiera en Dios, se tomó fotos con todos los magos que allí estábamos con humildad y con gusto. Luego, dio su excelente conferencia sobre la maguferia ( de la cual todavía debería seguir aprendiendo más y no dejarme embaucar) y firmó hasta sus libros. Y lo hizo sin desaparecer por puertas con seguridad o con famosos millonarios.

Este es el trasfondo de un mensaje: algo que debería ser compartido con todo el mundo, llegando a cada quien, sólo llega a quien tiene dinero. Y si no tienes dinero, olvídate, porque al menos de las mujeres New Age que vimos que asistían a la conferencia no creo que ninguna te lo vaya a decir, y te ayude en tu camino, siquiera pueden ayudarse a ellas mismas en su soberbia.

Puede parecer que sigo enojado. Pero ya no. Me entristece muchísimo descubrir que hasta en la espiritualidad se miente, que la persona en la que confiaba (cualquiera que haya leído post anteriores verá que lo tenía en buena estima a Brian Weiss) sólo se rodee al estilo Sai Baba, sólo con gente de influencias y dinero; sobre todo y siempre, el dinero.

Yo puedo creer que todo fue culpa de los organizadores del evento. Y que la responsabilidad de tratar mal a las personas que asistimos allí es únicamente culpa de ellas. Pero no. Brian Weiss debe saber con quién se rodea, no es un infante. Y rodearse de personas que únicamente les interesa el dinero solo me indica que también a él le interesa el dinero.

Pero vayamos ahora, con mejores ojos, a los errores de sus libros.




BRIAN WEISS AL DESNUDO

Cuando leemos los libros de Dr Weiss podemos sentirnos llenos de energía y luz, amor por el prójimo, y sobre todo, tener esperanza de que hay un propósito en la vida. Todo ello se va al diablo cuando un par de seguidores te insultan de forma cruel por un asiento cualquiera. Pero no nos detengamos. Hay algo más en sus relatos. Son excelentes ejercicios de literatura.

Los relatos e historias son perfectas, predecibles, y parecen provenir no de un informe científico sino de una mente literaria. Al ser predecibles, nos da una idea de que fueron originadas en los ámbitos de la ficción y no de la realidad, la realidad siempre es más rebuscada o no siempre cierra con lindas moralejas como los libros de Weiss. Sobre todo, la realidad es imprevisible.

No sólo está el efecto “guía” tal y como me sucedió con el Dr Cabouli, donde el terapeuta estimula e incluso impele al paciente a tener sí o sí un recuerdo, sino que está el efecto “fama”, pues cuando un terapeuta es famoso e intocable por el público su imagen se engrandece y es lógico y esperable que la gente vea luego otras vidas y otras realidades no ordinarias si así se lo pide el terapeuta.

Yo, sin ser famoso, cuando inventé la historia de la bestia de Santiago del Estero, me siguieron muchísimas personas que me confirmaron lo que yo no vi y que me apoyaron en mis delirios. La mente engaña muy a menudo. Le doy toda la razón a Carl Sagan cuando afirma que muchas veces y muchas personas no separan lo real de lo soñado.

Quizá lo peor es que Brian Weiss alardea siempre, en sus libros o en las conferencias, que fue escéptico y que cambió radicalmente por el testimonio de una paciente misteriosa. Una paciente de la cual no da pruebas de su existencia y sólo queda relegado a que debemos sí o sí creer en su palabra.

Evidentemente se lo ve una persona sensible y apasionada por el tema espiritual, pero no hay ni una leve muestra de su rigurosidad científica de antaño. Baste este ejemplo para entender mi punto. En sus libros vemos que recibe mensajes de seres superiores que le dicen esto de Sai Baba

“Recientemente había leído libros sobre Sai Baba, el famoso profesor espiritual de la India, y estaba pensando en viajar hasta allí para visitarle. Creía que quizás él la ayudaría a superar ese punto muerto. Inmediatamente me di cuenta de que los mensajes y las imágenes que fluían hacia mi conciencia mientras meditaba aquella tranquila tarde le pertenecían a ella, a mi paciente frustrada. «Nuestra labor no es seguir a Sai Baba -empezó el mensaje-, sino ser Sai Baba.» Me quedé esperando más pacientemente.

«Él es amor en acción, y tú tienes que ser también amor en acción. Ella tiene una labor en esta vida: manifestar un servicio de amor.» (Los Mensajes de los Sabios)

Para el que tenga un mínimo de información sobre el gurú Sai Baba, deberá reconocer que aquel hombre de la India usa simples trucos de prestidigitación para engañar a las personas. Yo mismo he reproducido varias veces muchos de ellos. Así y todo, tiene sugestionada a muchísimas personas alrededor del mundo. (Ver informe aquí)

No obstante, aquí vemos el rigor crítico del Dr Weiss. Cuando leí tal párrafo, embelesado en sus palabras, dejé pasar de lado esta evidencia de su tesitura y sus falsas visiones contrastadas con lo que sé que es real (el video de Sai Baba donde se ve cómo materializa es una realidad innegable e irrefutable, jamás alguien que engaña puede ser considerado “amor en acción”)

Pero como leemos, el Dr Weiss dice que recibe esos mensajes de, aparentemente, seres sabios, que le proyectan incluso imágenes en su cabeza. ¿Qué podemos pensar entonces al respecto de toda su filosofía y sus supuestas investigaciones sobre la reencarnación si en algo tan ínfimo miente?

O una de dos: o Dr Weiss nos engaña. O Dr Weiss tuvo sueños lúcidos y se autoengañó. Yo cuando veo tanto dinero que generó con las ventas de sus libros, cuando sé que es psiquiatra y sabría perfectamente distingir entre sueños lúcidos, fantasias y realidad, me inclino por la primera opción. Pero puedo estar equivocado. Aunque tengo pruebas…

La prueba de que Dr Weiss quiere dinero es que realmente se rodea de gente adinerada, o cuando menos con gente con acceso a una modesta economía para pagar sus terapias hiper-costosas. Vamos, el humilde ni ahí puede costearse una terapia con este hombre.

La segunda inflexión que veo es que Brian Weiss menciona en sus libros que pensó que su carrera académica sería ridiculizada o incluso perdería el prestigio que se había ganando con la parva de escritos científicos sobre la fisiologia del cerebro.

La realidad es que teniendo antecedentes exitosos como Carlos Castaneda que mezcló antropología con literatura en una historia fascinante, no había excusa para temer en nada. El filón estaba a la vista.

Además ¿Dónde está esa parva de escritos científicos del Dr Weiss? Rápidamente se apresura a diferenciarse de otros gurús del montón. El fue escéptico dice.

Les pido que solo vean la evolución de Brian Weiss cuando era un don nadie a como es ahora, toda una eminencia para mujeres New Age. En efecto, tuvo que pasar por el salón de la fama y para ello, adecuar su fachada. No hubiera vendido con ese perfil de científico loco recontra loco.

No digo que descuidemos la imagen, pero el cambio es abismal si se fijan.

Ya hasta aprendió una pose inteligente de hombre pensante y todo.

Yo siempre digo lo mismo: si pretendes llevar un mensaje o ayudar a la gente en sus problemas, en lugar de vender tus libros o repetir un monólogo tedioso, regalale libritos a las 1800 personas ahí reunidas. Una sintesis tuya, de tus descubrimientos. Algo que tengan como obsequio personal de ti para ellas.

Una publicación de 2000 ejemplares puede salirle quiza 3 dólares a lo mucho. Es nada comparado con sus ventas millonarias.

Y cito este ejemplo. Los que regalan el libro Hercólubus prometieron enviarme de españa el libro y lo hicieron. Lo tengo ahora conmigo. No significa que crea en sus fantasias, pero si que cumplieron y dieron a conocer su mensaje. Estarán equivocados o no, la verdad es que el acto demuestra grandeza.

Ojalá esta persona (Brian Weiss) que dice haber sido amigo de Cristo en otra vida y que le dotaron de enseñanzas espirituales los Sabios del Más allá fuera un poco agradecido con los que no tienen nada, y les costó lo indecible pagarse un pasaje o una entrada para verlo.







ERRORES DE LA REENCARNACION

Quien diariamente trabaja en un oficio de 8 a 12 hs (contando el transporte) seguramente sabrá que no es nada fácil vivir. Prácticamente vivimos para trabajar, pagar impuestos, seguros sociales, alquileres, y comida. ¿Se puede aprender algo de una tan básica rutina? Seguramente: a que no nos falte el dinero.

Pero los Brian Weiss de turno prefieren verle, desde sus cimas intelectuales y económicas, un sentido a todo ello: no, sufres porque has hecho algo en una vida anterior, yo te lo soluciono de inmediato, son 1000 dólares por sesión.!

Por eso, los New Age, espiritualistas sin profundidad, se deleitan vendiendo velas para rituales, CD de relajación, libros de reiki o cursos de milagros. Lo hacen porque, más allá que creen que están contribuyendo a su causa, en realidad se están consolidando un oficio.

Quizá el mismo que antaño hacían los hechiceros, charlatanes y vendedores de ferias, que siempre sacaban una poción nueva para el amor, el rejuvenecedor de cabellos milagroso o la bola de cristal que te adivina el destino. El ser humano, tan proclive a estos delirios, siempre le fascinó jugar con las posibilidades y el afán de creencia del ser humano.

La realidad es que ahora con la crisis mundial a estos adivinos les va bien, y muy bien. La gente hace más consultas, compra más velas para rituales, y se meten en cursillos mediocres que lo único que hacen es sacarles dinero.

Pero no nos desviemos.

Dije, Errores de la reencarnación. ¿Por qué?

Pues a simple vista la teoría fascinante de la reencarnación seduce a muchos (me incluyo) Pero uno no puede dejar de ahondar en sus paradojas.

Por ejemplo: ¿Cómo se explica que si al principio de la creación de los seres humanos éramos un puñado de, por decir algo, 5000 individuos, y ahora somos 6 mil millones, de donde vinieron las almas para albergar tantos cuerpos nuevos?

En otras palabras: éramos menos de lo que somos ahora, ¿de donde procede el resto de supuestas almas ?.

Brian Weiss en su conferencia habló de almas que se dividen o que pueden provenir de muchos mundos o dimensiones. Pero aquí esta el punto flojo del asunto. No voy a detenerme a escribir lo que personas como Carl Sagan que, además de Astrónomo era Biólogo, escribieron en su día sobre la imposibilidad de que el ser humano, la especie humana, se haya repetido en otros mundos. Muy probablemente la especie humana sea única en todo el universo. Lo que no quita que haya otras formas de vida, pero no al menos con las características singulares que tiene la vida en la tierra, con la cultura, historia, tecnología, dos ojos, boca, etc.

Entonces, suponiendo que vienen almas de otros mundos ¿Cómo se explica que, siendo de otras esferas, continúen el 80% de la humanidad presentando características animaloides? Me refiero a los instintos básicos de la especie humana, donde predomina la ley del más fuerte en todo momento (incluido en un taller espiritualista con el gurú famoso y una silla como detonante).

¿Acaso esas almas que probablemente albergaron antes cuerpos sin ojos, o con otro tipo de mentalidad y/o cultura se adaptaron tan velozmente al vorágine terricola sin revelar sus conductas heredadas de sus anteriores vidas extraterrestres?.

Si el surtido o – por decirlo para que se entienda- repuesto de almas vienen de otras dimensiones y mundos, ¿cómo seguimos siendo tan primitivos y tan consumistas y tan superficiales, tan egoístas y mentirosos con el prójimo?. Sólo lo entiendo a través de la genética y lo que Richard Dawkins dio en llamar El Gen Egoista.

Diariamente leemos las noticias. Sabemos que más de 200 millones de seres están muriéndose literalmente de hambre. ¿Y qué hacemos? Nos preocupamos por nuestra evolución y al carajo ellos.! Vamos al cursillo de Brian Weiss y que me haga viajar a la época de los templarios así olvido todo!.

No me satisface, para nada, la explicación de que el surtido de almas provienen de otros mundos o dimensiones. Mucho menos esa misteriosa fragmentación para que cada cuerpo tenga un poquito de cada quien. La teoría de la “migaja de pan” es aborrecible.

Brian Weiss se llena la boca diciendo que estamos todos unidos, que somos inmortales y que brilla el amor dentro nuestro. Y es tan convincente que le creemos. La realidad es quela única conexión que he visto de esta persona ha sido con el dinero y con Susana Giménez, el resto, éramos como invitados invisibles de una feria de pruebas psicológicas.

Además, y pensando como un reencarnacionista, considerando que estamos para aprender en esta vida enseñanzas, alguien que en alguna vida haya sido un Rey por ejemplo, ha vivido una existencia a la cual ninguno de nosotros podremos aspirar. Al menos no todos nosotros. La razón es sencilla: hubo menos reyes y emperadores en la tierra de lo que almas y/o seres humanos han existido en la historia. Dirán que tendremos la experiencia en otro mundo, y yo vuelvo a la explicación sobre la evolución de la vida de Carl Sagan.

En otras palabras: si el sentido de vivir aquí es acumular y acumular nuevas experiencias y aprender diferentes significados de compasión, bondad y amor, ante ciertas vivencias a enfrentar, muy pocos, ( tal vez un 10% de la especie humana) podrían haber ocupado un puesto de Rey para vivir y sentir lo que es ser Rey, cargar con los problemas y desafios que todo reinado tiene. Y si no todos podemos ocupar tales "cargos", porque no hay tantas "vacantes" desde luego, ¿donde queda todo eso de la igualdad?.

Bueno, Brian Weiss afirma que en varias de sus vidas se vio como un sacerdote o personaje poderoso y de gran influencia. Al parecer nunca fue un desdichado aborigen oloroso que vivió en cavernas o en templos con miedo, siempre se vio como todo un señor. Y hasta se jacta, - en su libro "Muchos cuerpos una misma alma", de haber ayudado a los discípulos de Cristo luego de la pasión (con su falso orgullo intelectual, claro).

El otro problema de la reencarnación es este: ¿Por qué, bajo el nombre de Karma, debo pagar mis errores por algo que no recuerdo que hice y que, encima, fue ejecutado como un error implícito en la supuesta creación de la raza humana por el Hacedor?

En otras palabras: yo pagó mis pecados de otras vidas, no recuerdo qué fue lo que hice mal, y si lo hice mal, fue porque así me crearon, con imperfecciones.

Hoy día, luego del experimento de la cárcel de Stanford y otros más, se sabe que el ambiente donde nos criamos tiene amplia relación con la forma como nos desarrollamos ante la vida, y con la forma en que pensamos lo que está bien y lo que está mal. Ni hablar de nuestra genética.

Un niño que nace en una villa miseria sin recursos, sin poder alimentarse, probablemente vea natural que cuando pueda sacar una billetera de algún ricachón lo haga. ¿Es por esto imperfecto o menos evolucionado?. No olvidemos que nuestros antepasados mataban literalmente por comida, no les quedaba otra solución ¿También deberán pagar deudas kármicas?

Si es así, argumento que nadie pidió que nos pusieran en la tierra. Y si lo hicieron a sabiendas que deberiamos matar para sobrevivir para luego castigarnos por esos actos es una completa contradicción reencarnacionista.

Y volvamos al número de los 200 millones de personas que mueren de hambre en el planeta. Probablemente como va la cosa sean más. Pero dejemos ese número como indicador. Me pregunto y les pregunto a los reencarnacionistas ¿Es que esas personas han venido a la vida a sufrir miserablemente desde otros planetas y/o dimensiones?.

Y unos dirán que si. Que pagan sus Karmas. O que son ejemplos para inspirarnos amor a los demás ¿Realmente inspiran amor? ¿Acaso no inspiran compasión, misericordia? Y esos sentimientos sólo los tenemos porque nos vemos por encima de ellos de una forma superior, nos engañamos pensando que somos mejores. Lo peor de todo el asunto es que a la mayoría del planeta le importa un bledo lo que les pasen a estas personas; sencillamente no forman parte de sus ecuaciones, y son variables a descartar con la salida de las amigas a ver al bueno de Brian Weiss.

Entonces, si no llegan a generar empatía, compasión ni nada de lo que tanto gusta referirse Brian Weiss, ¿Para qué sufren ahí? . No voy a poner las archiconocidas fotos de los niños desnutridos de África para que se me entienda, no juego con los sentimientos tal y como una foto expresa, porque ya todos lo sabemos, y las fotos sólo generan lástima.

Y concluyo que, si Dios es amor, como dicen todos, ¿por qué sufrimos en la Tierra y pagamos las acciones de otra vida sin siquiera recordarlas? Insisto: Dios nos creó y nos puso con errores ímplicitos en la Creación. Por tanto, sometidos a la carne y a las viscitudes de la vida, es natural que a veces obremos mal y otras veces bien. Pero un castigo –o autocastigo, como gustan definir los New Age - infligido por esto lo veo para nada coincidente con los conceptos sobre un Dios cariñoso, bondadoso, y como un Padre.

En fin, todavía me falta mayor exploración sobre este tema. No lo descarto porque un Psiquiatra se haga millonario vendiendo la historieta de la reencarnación, pero tampoco me satisface por completo. Hay paradojas y contradicciones como las que he narrado que no han sido jamás explicadas.




CONCLUSION FINAL

Brian Weiss no hace mal nadie, solo es criticable que no predique con el ejemplo y que nos mienta muy a menudo para hacernos creer en sus fantasías. No hace mal a la humanidad, pero tampoco un bien mayor: solo se enfoca en las personas New Age, esa gente que tiene recursos y dinero como para ir a verlo y seguirlo. Habrá otros muchos, como yo, que lo leímos con interés y pasión pensando que estaba revelándonos algo increíble. Pero más tarde o más temprano, esas personas nos damos cuenta que la verdad no se aprisiona en libro alguno o en gurú de mirada mansa.

La verdad – y hablo de aquello que nos confirme un propósito en la Tierra - es accesible solamente a través de la experiencia. Y probablemente nuestra mente esté, como diría Martin Gardner, tan cerca de entender el concepto de Dios como el cálculo matemático lo está de ser entendido por un gato.

Y a medida que vamos evolucionando, siguiendo la selección natural, más probablemente podamos tener las capacidades para entender la vida sobre la Tierra y nuestra razón en la misma.

En tanto, me dedicaré a "explorar" como vengo haciéndolo.





RECUERDOS IMPLANTADOS 


Artículo enviado por: Enrique Márquez y Alejandro Agostinelli


Abducciones –raptos por extraterrestres– seguidas de vivisecciones e inseminaciones alienígenas, personas que recuerdan vidas pasadas o idiomas que nunca aprendieron: la memoria tiene sus debilidades, y es muy vulnerable ante los relatos inducidos, que más tarde se recuerdan como si hubieran sido reales. La expresión “lo recuerdo perfectamente” es muchas veces sólo una muestra de voluntarismo (y a veces de mala fe). En esta edición de Futuro, el filósofo argentino Pablo Capanna se ocupa de las “memorias falsamente implantadas” y nos enseña a desconfiar –un poco más– de esa herramienta inefable que es el cerebro humano.


Durante su campaña presidencial de 1980, Ronald Reagan solía contar una emotiva historia de guerra para tocar la fibra patriótica de sus oyentes. El piloto de un bombardero seriamente averiado por el fuego enemigo ordena a la tripulación arrojarse en paracaídas. Pero al descubrir que el artillero está malherido –contaba Reagan conteniendo las lágrimas– exclama: “¡No importa! ¡Volaremos juntos!”. Pronto los periodistas descubrieron que la historia no sólo no era cierta sino que estaba en una película de 1944. Reagan, hombre de Hollywood al fin, había llegado a creérsela.
Los escépticos argentinos que seguramente evocarán al epígono riojano de Reagan –que solía recordar las novelas de Borges y los tratados de Sócrates– podrán dudar que el célebre vaquero obrase de buena fe, pero así era. En realidad, a todos nos ha pasado alguna vez algo similar, y quien esto escribe ha sido descubierto más de una vez proclamando alguna Gran Verdad que no recordaba haber leído en otra parte.


Hasta una persona tan objetiva como Jean Piaget, el padre de la psicología cognitiva, creía recordar que a los dos años había sufrido un intento de secuestro. Solía dar detalles precisos, como los rasguños de la niñera o el bastón blanco del policía. Años más tarde la propia niñera les confesó a sus padres que había inventado el episodio para ocultar un descuido. Pero el pequeño Jean había escuchado a los adultos contar tantas veces la historia que se había armado toda una seudomemoria.
En casos así, cuando descubrimos que ese recuerdo que hemos estado aderezando durante años es una fantasía, todos empezamos a dudar de la fidelidad de nuestra memoria.


En la literatura fantástica, Philip K. Dick es quien mejor ha explotado esta duda. Para la sensibilidad de personas como Kafka o Dick, esas dudas que todos tenemos alguna vez se hacían obsesivas.
Hace casi cincuenta años, quizás influido por las historias de “lavado de cerebros” durante la guerra de Corea, Dick imaginó que era posible implantar en el cerebro falsos recuerdos y hasta una falsa identidad. Sus personajes solían descubrir que no eran quienes creían ser, o que ellos mismos resultaban ser el enemigo más temido. En el cuento “Podemos recordarlo todo para usted” (1966), que luego fue llevado al cine con el impávido Schwarzzenegger como protagonista, una agencia ofrecía implantar experiencias ficticias a clientes que no estaban en condiciones de afrontar el gasto de un viaje turístico.


Editando los recuerdos


Los mecanismos con los cuales “editamos” los recuerdos (embelleciendo, añadiendo o magnificando algún núcleo real) no están plenamente esclarecidos. En esa franja disputada que se extiende entre la psicología y las neurociencias se discute el concepto freudiano de “represión”, el recurso defensivo capaz de enterrar en las áreas más recónditas de la memoria los recuerdos traumáticos.
Aunque no todos aceptan la teoría freudiana, se diría que buena parte de la polémica ha sido suscitada por aquellos que alardean tener un acceso demasiado fácil a las áreas reprimidas. El propio Freud se hubiera indignado con los abusos que en su nombre cometen aquellos que descubren vidas anteriores, secuestros por extraterrestres o abusos sexuales infantiles reprimidos. Actualmente, entre quienes promueven estas “investigaciones alternativas” están John Mack, el psiquiatra de Harvard a quien la revista Time bautizó como “el hombre del espacio” y el Dr. Brian Weiss, que le disputa adeptos para su causa, la evocación de vidas anteriores.


Cualquiera que haya tenido que hacer un informe o simplemente deslindar responsabilidades en un accidente de tránsito, habrá descubierto que a medida que transcurre el tiempo los testimonios se distorsionan. Cuanto más lenta es la justicia, más cuesta establecer qué es lo que realmente vieron los testigos; y esto sin entrar a considerar las presiones y las coacciones que suelen viciar tantos sumarios.


Algunas experiencias clásicas de la psicología social muestran que, si se deja interactuar libremente a los testigos de un hecho pueden llegar a convencerse, por el “efecto Sheriff”, de que todos vieron algo que nunca ocurrió. Ante una presión activa ejercida por el grupo, cualquier Galileo puede llegar a desconfiar de sus propias percepciones (efecto Asch). Ciertos sujetos dominantes, por fin, también pueden llegar a persuadir al grupo de un error, aun a pesar de la evidencia de los sentidos (efecto Faucheaux & Moscovici).


La disonancia cognitiva también puede influir para distorsionar percepciones y recuerdos. La vieja historia de los “rayos N” muestra que esto puede ocurrir hasta en un contexto de observación científica. En 1903, cuando acababan de descubrirse los rayos X, René Blondlot, un respetado físico francés, creyó haber identificado las radiaciones que emitía el cerebro, y las llamó “N” en homenaje a la Universidad de Nancy.


En sus tiempos, estaba en auge la investigación “psíquica” y todos esperaban encontrar un puente entre la mente y la materia. Influidos por estas expectativas, muchos investigadores creyeron de buena fe haber corroborado las observaciones de Blondlot. Para refutarlo hubo que esperar los trabajos de Robert W. Wood. Pero el francés, que nunca había cometido fraude, siguió defendiendo su hipótesis hasta su muerte. Una de las últimas apariciones del rayo misterioso se dio aquí, en un cuento de Horacio Quiroga. 
La “falsa memoria”


Uno de los supuestos de que parten todos los exploradores de la memoria reprimida es que el cerebro conserva absolutamente toda la información que recibió alguna vez. Se dice que una de las principales funciones del cerebro sería olvidar, antes que tener presente lo irrelevante, porque resultaría imposible vivir como Funes, el memorioso de Borges.


Un ejemplo clásico es el caso de la mucama que, en estado de coma, recita listas de ropa en chino, simplemente porque durante años trabajó al lado de una lavandería china. Pero la diferencia entre estos casos documentados y los “recuerdos reprimidos” de vidas anteriores o contactos extraterrestres, es la complejidad de estos últimos, armados como elaborados guiones. Ya no se trata de recordar detalles como el color de una camisa o la maceta del balcón; aquí salen a luz verdaderas novelas.


Tanto los terapeutas que recuperan memorias de satanismo y violaciones, como los que descubren “abducciones” o episodios de vidas anteriores, suelen utilizar técnicas “alternativas” que en general apuntan a inducir “recuerdos”, imposibles de corroborar en otras fuentes. 
La más popular es la hipnosis, que Freud usó en sus comienzos y pronto abandonó. También clásicas son la interpretación de los sueños, la escritura automática y las drogas. Más novedosas resultan la “memoria corporal”, que se recuperaría mediante masajes y relajación, la “visualización orientada” y la “regresión guiada”.


Cuesta poco imaginar que la “orientación” y “guía” pueden ser maneras más o menos explícitas de inducir “recuerdos”. En una investigación de 1993, se infiltraron falsos pacientes en algunos consultorios y se puso de manifiesto cómo el terapeuta sugería (voluntaria o involuntariamente) historias de abusos infantiles. 


En el panorama actual, gozan de gran popularidad los recuerdos de “vidas anteriores”, que suelen ser placenteras: nadie recuerda haber estado en una mazmorra o trabajando como esclavo. Las “abducciones”, en cambio, suelen ser traumáticas: son cruentas vivisecciones o implantes de sensores en el cuerpo, que la víctima parece evocar con cierto masoquismo. 


El Club de los Arrebatados


Para tener una idea de todo lo que se puede hacer con las técnicas de “recuperación de la memoria”, tomemos uno de los tantos libros de “abducciones” extraterrestres: The Watchers (1991) de Raymond Fowler.


El libro, de casi cuatrocientas páginas, cuenta nada menos que con la recomendación de Whitley Strieber, el autor de Communion, la Biblia del género. Abunda en bibliografía, incluso seria, y hasta nos pone en guardia contra la posibilidad de fraudes o fantasías. Aunque uno comienza a dudar cuando aparece un contacto argentino ocurrido en “el Valle de Tapalqué” (¡!).


The Watchers es el tercer tomo de la saga de Betty Andreasson, un ama de casa de Massachussets que, hipnotizada por Fred Max, reconstruyó detalladamente sus abducciones reprimidas de 1967. El primer volumen (El caso Andreasson, 1979) exploraba su encuentro y secuestro por alienígenos bajitos, calvos y de grandes ojos, cuya mayor rareza era hablar en gaélico. El éxito del libro convenció a Fowler de emprender aquello que en Hollywood suele llamarse “secuela”. Fue Adreasson: fase 2, de 1982. Aquí no sólo Betty comenzaba a recordar nuevos episodios. También su marido, Bob Luca, descubría bajo hipnosis que había sido arrebatado varias veces a los cielos. En la tercera fase, Betty muestra su talento para el dibujo de historieta, y nos apabulla con diseños de dispositivos extraterrestres de ignotas funciones. Su estilo es bastante naïf y suele dibujarse a sí misma como una especie de Blancanieves rodeada de enanos.


Los nuevos episodios le permiten llegar a una conclusión: en sus quirófanos e incubadoras los extraterrestres están inseminando mujeres, implantándoles microchips y cosechando embriones en previsión de una inminente catástrofe que amenaza al mundo.


Llegando a la mitad del libro, de pronto Fowler parece desplazar a Betty de un manotazo, y encara directamente al lector. Le explica que, mientras escribía, tuvo varios flashbacks que le permitieron recuperar su propia memoria reprimida. Además, tuvo sueños premonitorios e “inexplicables” coincidencias como la de estar pensando en el mago de Oz y recibir el llamado de un señor Baum (el autor de El mago de Oz fue Frank Baum.)


Ahora Fowler evoca nada menos que trece “encuentros cercanos” de su propia vida, que hasta el momento ignoraba. La suya debe haber sido una familia privilegiada por los alienígenas, porque aparecen episodios protagonizados por la madre, el padre y los dos hermanos de Fowler. También están los recuerdos reprimidos de las tías Margaret y Priscilla, los de la esposa de Fowler y los de sus dos hijos, con un promedio de dos abducciones por cabeza.


Luego, reaparece la inagotable Betty, quien en su canto de cisne da a luz once episodios inéditos, ocurridos entre los 7 y los 49 años. Un ranking final de recuerdos restaurados la da como ganadora en la categoría “single” con 17 secuestros. Pero, tomados como equipo, los Fowler totalizan más.
A esta altura, ya no es posible analizar seriamente estos casos. Si algo de todo esto fuera cierto, gente como Betty se habría pasado varios años de su vida fuera del mundo cotidiano sin que nadie notara sus ausencias. Salvo que sus vecinos y parientes hubieran estado tan ocupados como la familia Fowler yendo y viniendo del espacio cósmico. En este caso, más que de falsa memoria habría que hablar de deslealtad comercial. O bien, si uno quiere ser benévolo con el autor, de alguna patología delirante.


Implantando recuerdos


La doctora Elizabeth F. Loftus, de la Universidad de Washington (Seattle), es una de las autoridades mundiales en el tema de la memoria y la construcción del testimonio. En los años setenta, estudió la desinformación realizando una gran cantidad de experimentos con testigos de accidentes de tránsito.
En su autobiografía relata la difícil circunstancia que le tocó vivir cuando fue convocada ante un tribunal israelí por la defensa de John Demjanjuk, un metalúrgico ucraniano de Cleveland. El hombre había sido identificado como un genocida con miles de muertes en su haber, conocido en Treblinka como “Iván el Terrible”.


Al comienzo, muchos sobrevivientes del campo de exterminio no lo habían reconocido y alguno hasta creía recordar que “Iván” había muerto en una sublevación. Luego, las tensiones y las expectativas comenzaron a hacer dudar a los ancianos testigos. Loftus, que es judía, se vio envuelta en un dilema moral entre lealtad emocional y objetividad científica; a pesar de no confiar en los testimonios se abstuvo de declarar en el juicio. De hecho, la Corte Suprema israelí le dio la razón cuando resolvió que Demjanjuk no era el criminal buscado. Años más tarde, cuando en Estados Unidos cundía la histeria y todos estaban descubriendo episodios de satanismo y abuso sexual, la psicóloga emprendió una serie de trabajos decisivos.


Loftus se propuso implantar experimentalmente un falso recuerdo de infancia. Inventó la historia del niño que se pierde en un shopping y se pone a llorar hasta que una anciana lo consuela y lo devuelve a sus padres. Era una anécdota quizás demasiado plausible, pero Loftus se había asegurado previamente que ninguno de sus 24 sujetos les había ocurrido algo parecido.
Para la prueba, les entregó el relato de tres experiencias (incluyendo la falsa) para que dijeran si las recordaban o no. Un 29% asimiló la historia y creyó recordar más detalles a medida que la iba “editando” en sucesivas entrevistas.


Otros investigadores profundizaron las experiencias. Trabajando con los padres de estudiantes preuniversitarios, elaboraron listas de episodios de su infancia que mezclaron con historias imaginarias (internación de urgencia, fiesta de cumpleaños con payasos, rescate por un bañero, papelón en una fiesta, encontrar dinero). El resultado fue similar: muchos creyeron recordar con detalle hechos que les habían sido sugeridos.


El psicólogo Nicholas Spears fue un poco más lejos: propuso a sus testigos recordar los objetos que rodeaban su cuna en el primer año de vida, algo fisiológicamente imposible porque antes de los tres años no están desarrolladas las áreas cerebrales para la memoria de largo plazo. Fueron muchos los que imaginaron detalles, a menudo sugeridos por el experimentador.


Ficciones inducidas


Lo que habían hecho Loftus y sus continuadores no era nuevo. Allá por fines del siglo XIX, cuando estaba en auge el espiritismo y era común que los médiums recordaran vidas anteriores, viajes a Marte o vidas de difuntos que los “visitaban”, un médico francés llamado M. E. Pascal logró “encarnar” a su ficticia hermana Yvonne en un médium. Al poco tiempo, el sujeto comenzó a embellecer los escasos datos suministrados por el médico y construyó su propia novela.


Hace unos años, en 1994 /*/ Alvin Lawson puso en trance hipnótico a varios estudiantes universitarios de California y los convenció de que habían sido arrebatados por extraterrestres. Luego, se dedicó a cosechar elaboradas historias, muy similares a las de Fowler y Strieber. Los pacientes habían llenado los espacios en blanco del guión original. 


Otros estudios han mostrado el nexo que une la emisión de ciertas películas con las experiencias de “abducción”. A menudo, los “contactos” reflejan fielmente el cronograma de exhibición de las películas en distintas ciudades. Durante la epidemia de “memoria recuperada” de los noventa, también hubo casos de personas que “recordaban” abusos sexuales luego de ver un programa de televisión.


Si pasamos al campo de la memoria colectiva, sabemos que los medios pueden multiplicar la desinformación. Desde el Zelig de Woody Allen, hoy definitivamente superado por la animación computada, se ha avanzado mucho en la creación de “realidades” virtuales. 
Hace años, en la televisión argentina se pudo ver un documental sobre la vida y la obra de un escritor inexistente y se documentó una supuesta locura colectiva (la “Era del Ñandú”) montando imágenes genuinas con la complicidad de “testigos” prestigiosos. De no ser porque la mayoría de la gente suele desconocer los programas culturales, hubiera sido necesario mucho trabajo para convencer a la gente que la TV no es una ventana ni un espejo. Cuando uno compara algún hecho del cual ha sido testigo con la versión que construyen los noticieros, a menudo llega a pensar que estas manipulaciones son bastante comunes.


Por otra parte, ¿cuántas leyendas no han sido implantadas por la educación escolar y la divulgación pedagógica, desde la manzana de Newton, madurada por Voltaire, hasta el negro Falucho y el tambor de Tacuarí?


[Nota] /*/ Alejandro Agostinelli nos ha hecho notar que el experimento realizado por el profesor Alvin Lawson fue ejecutado en el año 1981 (ACA). Por respeto a la versión original hemos preferido mantener en el texto la fecha de 1994 apuntada por Pablo Capanna en su artículo y aportar al margen la corrección.

14 comentarios:

  1. Gracias por reproducir el informe, podrias adjuntar el nombre del autor, o sea, el mio ;) Un abrazo

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  2. Por favor, o cambiar el color de fondo, o el color del texto, pero es muy incómodo tener que ir seleccionando párrafos "invisibles" para poder leer.

    Por cierto, la mala ambientación de la sala de conferencias (sillas incómodas, que quiten el aire acondicionado durante la última hora, etc) está perfectamente pensado y diseñado para incomodar a los clientes y hacerles sentir ganas de salir. El propósito es que estas personas se vayan en cuanto termine la conferencia, que no deseen quedarse (haciendo preguntas que alarguen inútilmente la sesión, encontrando fallos en lo que dice el gurú, etc...) Así los asistentes salen en seguida y pueden comprar los libros de su gurú.

    Diría que este hombre no llega al rango de jefe de secta, es sólo un estafador con bastantes seguidores.
    Qué triste que alguien se haya sacado la carrera de psiquiatría para trabajar de manipulador de mentes crédulas.

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  3. Perdon Nikrom.. es que ya habia cambiando el fondo y el color de las letras, pero algunas entradas antes, las usaba con blanco ese el problema :D jaja pro eso tal vez encuentres algunas publicaciones , pero te agradeceria :D que si encuentras una.. mas avises como ahoritas :D me harias de mucha ayuda :D.. =)))))))))))))

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  4. HOLA A TODOS!!!!!!!POR CONSEJOS DE MI MEJOR AMIGA,ME ESTABA YENDO A COMPRAR UN LIBRO DE WEISS....... PRIMERO POR UNA GRAN CORAZONADA ENTRE PARA VER BIEN TODA SU OBRA Y ME DOY CON ESTE INTERESANTE INFORME. GRACIAS.
    QUE BUENO QUE EN EL MUNDO EXISTAN PERSONAS QUE PIENSAN, Y NOS HACEN RAZONAR AL RESTO.MIL GRACIAS.
    GABRIELA_ARGENTINA. UN GRAN CARIÑO.

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    Respuestas
    1. Fijate el odio que pone, por una simple silla.

      Difama.

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    2. Efectivamente, James Randi usa ejemplos facilones (Uri Geller y otros ilusionistas desmadrados) para intentar ridiculizar todo lo que parezcan fenòmenos psiquicos, miles de palabras huecas de sentido, cañonazos contra moscas, si, parece resentimiento retorcido. Porque no ataca a Elisabeth Kübler Ross, por ejemplo?

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    3. Por que ya esta muerto quizá (?) Pero todos ellos se demuestran como falsos cuando son pasados por pruebas científicas con expertos en ilusionismo bien definidas.

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  5. Ateísmo para subnormales.
    Argumentos,ninguno.
    Todo se basa en una lectura espejo de "le religión",un religión que solo esta en vuestra cabeza,una religión que la representáis vosotros.
    Sois lo más parecido al nazismo,pero el de los años 20.Un nazismo que se tuvo que abrir paso con etiquetitas,un nazismo "brillante" .
    Un pequeño defecto:lo dijo Ortega " pedro nunca podrá con el antipedro".
    Esta sociedad ya sabe distinguir entre ateos,brillante ...... y nazis.

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  6. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  7. Si creen que leyendo un libro cadrsn hipnotizados y se unirán al club de fans de weiss están equivocados..yo gubiers conprsdo un libro lo hubiera leido y hubiera tomafo mi prppip experiencia..no??? Libertad que le dicdn..igual le aviso al escritor de este artículo y que todo el material de weiss que yo lei me llegó y de forma gratuita..y generalmente luefo de sucesos personales que viví y fueron reconocidos en su literatura..digo no tuve que pagar ni hacer una consulta privads o volvetme loca por irá sus seminarios..en fin..cada cual con su experiencia..por espero comparto la mía sin fanatismo .. sólo qye no todo es coml tu lo ves 🙏

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  8. El ateísmo pretende reducir toda la existencia, el Universo, çla física cuàntica, los fenomenos psiquicos relacionados con las sincrponicidades, sueños ptemonitorios, que no pueden quedar sujetos a la prueba empirica tegular que exije la ciencia,los trabajos sobre vida después de ça muerte efectuados por la enorme pdiquiatra Elisabeth Kübler Ross, que mereciò ser reconocida por 22 premios honoris causa por las 22 universidades correspodientes, las investigaciones de Carl Jung y el premio nobel Wolgfang Pauli sobre estos fenomenos, y sin embargo sRandi solo demuestra desprecio

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  9. Y los grandes Científicos como ALBERT Einstein y Max Planck, entre muchos, que si creen en un Dios cósmico, un grande actual como Robert Lanza, el pionero de la clonacion de seres vivos...

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  10. Karl Sagan creía que no regresaríamos de ninguna forma y que después de la muerte todo se acaba. Incluso le dijo a su esposa que nunca se volverían a ver o recordar esta vida así de deberían disfrutar cada día del milagro de vivir. Todo lo demás, creer que reencarnamos, que vamos a un cielo o infierno no es más que angustia y fantasías ante la terrible idea de morir y no poder manejar el simple hecho de no estar en ningún lado.

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