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martes, 1 de noviembre de 2011

Cristianos paranoicos con Halloween

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Son múltiples las cosas que les da terror a los cristianos, especialmente a los llamados “nacidos de nuevo”: Las clases de educación sexual, el matrimonio gay, la biología evolutiva, la geología evolutiva, la investigación con células madre, las películas de Harry Potter, y también la celebración de Halloween.


En su visión maniquea, los cristianos dividen el mundo entre el bien y el mal, de forma absoluta. Estando ellos, y solo los de su particular secta, en el lado bueno. Esto siempre ha sido así, y por esta razón, cuando los primeros cristianos evangelizaron Europa y encontraron otras religiones, como las de los celtas, rápidamente las tildaron de falsas, y a sus ritos de satánicos.

La fiesta actual de Halloween, que es un su totalidad folclórica y comercial, y ya sin tintes religiosos, es vista por los cristianos como una práctica instigada por su imaginario archienemigo , el diablo. En palabras del pastor Dawlin Ureña de las Asambleas de Dios:

"En realidad la celebración llamada Halloween es el día más satánico en el calendario pagano. Ningún cristiano debe participar en la celebración de las actividades llevadas a cabo ese día… Satanás ha ganado la aprobación para la celebración de esta fiesta haciéndola una "tradición". Una vez algo se convierte en una tradición, las generaciones futuras no cuestionan los orígenes, sino que siguen la celebración simplemente porque es "parte de la tradición".

Por su parte los católicos se muestran también preocupados por la celebración:

“Los cristianos debemos no solo desenmascarar el mal sino ser además luz en las tinieblas. Debemos abogar por el retorno a la verdadera celebración de la Fiesta de Todos los Santos y la riqueza del festejo del Día de muertos.”

En 2007 la Arquidiócesis de México comento que "La actual fiesta del Halloween no sólo no tiene nada que ver con la celebración que le dio origen, sino que, incluso, es nociva y contraria a la fe y la vida cristiana", y pidió a los católicos no celebrar Halloween.

El Halloween remonta sus orígenes a una antigua ceremonia celta llamada Samhain, que fue la festividad más importante en la Europa pre-cristiana de los druidas. El Samhain celebraba el final de la temporada de cosecha, y el nuevo año celta, aunque esta festividad era celebrada por los druidas entre el 5 y el 7 de noviembre, tenía como objeto reverenciar a los ancestros. Luego de la cristianización, la ICAR se esforzó en adaptar las prácticas y fiestas paganas al cristianismo.

Es así como en el año 615 el Papa Bonifacio IV convirtió un templo romano dedicado a múltiples dioses, en una iglesia dedicada al día “de todos los santos”. Luego, en el año 741, el Papa Gregorio III traslada la celebración de “todos los santos” del 13 de mayo al 1 de noviembre. La celebración de halloween llegó a los Estados Unidos en 1840 con los inmigrantes irlandeses, y se empezaron a tallar calabazas basándose en la leyenda de Jack el tacaño. Estas calabazas talladas se conocen como los "Jack-o'-lantern". Luego, por la influencia cultural de los Estados unidos, la celebración de Halloween se extendió por Occidente en el siglo XX.

Las explicaciones religiosas cristianas y druidas tienen la mismo validez, es decir ninguna. Así que el calificativo de “satánico”, que los cristianos hacen a las tradiciones no cristianas, es igual de tonto si lo llamaran "unicorniano", "angélico" o "duéndico", ya que no hay pruebas de la existencia ni de diablos, ángeles, unicornios o duendes.

Solo imaginemos que por algún giro de la historia, Constantino el Grande hubiera hecho religión oficial del Imperio Romano el druidismo y no al cristianismo. En estas fechas estaríamos por celebrar el Samhain y sería la celebración religiosa más importante del año y nadie hablaría del viernes santo, ni de navidad. El cristianismo seria entonces, algo tan remoto y olvidado como lo es hoy la religión de los druidas.

Como ateos no nos llenaremos de pavor de ir a un infierno inexistente si asistimos a una fiesta de disfraces en la noche del 31 de octubre, ya que no andamos paranoicos con un diablo y un dios del que no hay pruebas de su existencia. Nuestra preocupación no pasará de estar pendiente de no consumir demasiados dulces, especialmente si alguno de nosotros tiene hipoglucemia o este a dieta.

¿Y usted qué opina?

por Ferney Yesyd Rodríguez

2 comentarios:

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