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martes, 7 de junio de 2011

No, tu no eres ateo. Tu eres un magufo. Un creyente en tonterías sin fundamento científico

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Algunos sosteneis la definición de ateo como “no creyente en dioses” y punto. 

Si, mas o menos es la que da el diccionario. Ahora bien. El diccionario es una recopilación de los usos que los hablantes damos a las palabras, y que evoluciona con el tiempo. Por ejemplo en el diccionario vereis que la palabra “matrimonio” viene definida como la unión de un hombre y una mujer. Tras la llegada del matrimonio igualitario u homosexual, yo mismo escribí una queja a la RAE sobre la ya anacrónica definición de matrimonio, mas han dicho que no la actualizarán hasta el 2015.


Ahora veamos la evolución de la palabra ateo. En un principio se usó para designar a los cristianos, a los que negaban la deidad del César con independencia de sus otras creencias. Luego los cristianos la usaron contra los “paganos” y sus “falsas deidades”. Luego amplió su significado para aquel que negaba a todas las deidades y no solo al César y al dios de los cristianos. 

Hoy no parece coherente designar como ateo a un creyente en lo que sea. Sea su creencia una deidad, el alma (los budistas) los OVNIS (Raelianos o cienciólogos), las “medicinas ancestrales” (acupuntura, reiki) o el poder sanador del agua (bautismo, homeopatía..). 

Mas también el nuevo ateísmo, que es como se denomina a ésta clara y evidente salida global del armario que protagonizamos por doquier, es reciente y no ha dado tiempo ni a asentar sus significados ni mucho menos, a que la RAE, tan lenta siempre de reflejos (y cuajada de cristianos, por cierto) haya asumido la nueva realidad.
Nueva realidad que incluso vindica haber acabado con la filosofía (no deja de ser otra rama de la metafísica en tanto no se ampare en la prueba científica) a manos de la ciencia o que ha descartado mediante la astrofísica, la neurociencia y la biología al dios monoteísta.  

Son muchos los que, amparados y deslumbrados por la argumentación racional de los ateos, sabedores por las pruebas científicas de que contamos con un coeficiente intelectual más alto de media, somos más morales…, se apuntan al carro como moda y como forma de reafirmar su autoestima ante los demás. Pero mantienen el pensamiento mágico con creencias verdaderamente estrafalarias, curiosas o ancestrales en línea con los movimientos religiosos new-age.
Esa contaminación que acecha al ateísmo es contraria a lo buscado por aquellos ateos que decidimos empujar a otros a salir del armario. Y es contraria pues combate la ciencia que es nuestro fundamento y por combatir los derechos humanos de la declaración Universal que nos permitieron salir a la luz.

Son dos principios a los que no debemos renunciar: ciencia como forma de prueba y DDHH como fuente de moral, valores y ética. ¿Que quedaría del ateísmo si ambos principios básicos que son su sustento quedaran difuminados? ¿No acabaríamos igual que las religiones?  

No llevo más de una década empujando el ateísmo para aceptar que todo aquel que no crea en el dios cristiano sea ateo aunque crea en Alá. Eso es un absurdo inaceptable.  

Un creyente no es un ateo, sea cual sea su creencia. Y esa es la nueva definición que debemos conseguir meter en el diccionario y en todas las cabezas. Fundamentalmente, de los que se autoproclamen ateos.


de Obispo Ateo

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