Lo sé, lo sé. No me he vuelto loco, y soy consciente que el solsticio de invierno del 2010 fue el pasado 22 de Diciembre a las 00:39 de la noche. Pero al fin y al cabo, mañana tenemos marcado en el calendario como la festividad de Navidad, día en el que las religiones cristianas celebran el nacimiento de Jesucristo. Pero, al fin y al cabo Jesucristo tampoco nació un 25 de diciembre.
Leyendo los textos bíblicos que relatan el nacimiento de Jesucristo, podemos encontrar cómo nos hablan sobre pastores con sus rebaños de ovejas pastando. Esto es algo que no pudo haber sucedido en ningún caso más tarde del mes de Octubre, por lo que se elimina totalmente la posibilidad de un nacimiento a finales de Diciembre. De hecho, durante los primeros siglos tras la vida y hechos de Jesucristo, ningún cristiano celebró la fecha de su nacimiento.

I: Solsticio de invierno
Que el 25 de diciembre se celebre el Nacimiento de Jesucristo (la Navidad) es algo que aparece referenciado por primera vez en el Calendario de Filócalo, de mediados del siglo IV, y fue establecido definitivamente por Dionisio el Exiguo, que bajo órdenes del Papa Juan I tuvo que datar la fecha del Nacimiento de Jesucristo. De este modo, dató esa fecha en el año 753 del antiguo calendario romano, errando por cinco años la fecha en la que actualmente se data su nacimiento. Además, dentro de ese nuevo calendario, fechó el nacimiento de Jesucristo en el 25 de Diciembre, haciéndolo coincidir con la ya existente festividad de Saturnalia.
Yéndonos más atrás en el tiempo, podemos comprobar cómo esta festividad Romana tiene orígenes paganos. Hace unos 10.000 años, cuando el hombre pasó de ser nómada a sedentario. Dejó de buscar sólo su supervivencia y empezó a mirar hacia el cielo. Con años de observación, comenzó a identificar los ciclos lunares y solares, y así comenzaron a celebrar las fechas claves de estos ciclos: los solsticios de invierno y verano, así como los equinocios de primavera y otoño.
Éste hecho, no tuvo un origen único, sino que en todos los asentamientos de las distintas civilizaciones de la antigüedad podemos encontrar estas fechas marcadas como especiales. En el Calendario de Coligny, uno de los calendarios celtas mejor conservados, podemos identificar cómo se celebraba el solsticio de invierno con el Deuorius Riuri. Los germanos celebraban en fechas similares el Modraniht, una festividad que se celebraba con un sacrificio.

II: Judío celebrando Hanukkah
Más allá de Europa, podemos encontrar cómo en la antigua Babilonia se celebraba la victoria del dios Marduk sobre la oscuridad. Los indios Hopi de América del norte celebraban el día más corto del año, Soyalangwul. En la india, basándose en un calendario zodiacal, celebraban la entrada del sol en Makara rashi, celebrando la festividad de Makar Sakranti, que también coincide con el solsticio de Invierno.
Todas estas costumbres ancestrales han sido heredadas por las multitudes de religiones que han ido surgiendo a lo largo y ancho del planeta, y han sido tapadas con hechos únicos de cada una de las religiones. Por ello, al igual que encontramos la Navidad en los países cristianos a día de hoy, también se celebra el nacimiento de Zoroastro entre los Mazdeístas, los judíos le dedican ocho días a Hanukkah y los budistas la iluminación de Buda en el Bodhi Day.
Por todo esto, he querido ir un poco más allá de lo que cada una de las culturas impone, felicitándoos a todos el solsticio de invierno, que al fin y al cabo, es algo que de una u otra forma se celebra a lo ancho y largo de todo el mundo.
Disfrutad de estos días.
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