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domingo, 22 de junio de 2014

¿Se debe pedir permiso para dar un beso?



En los últimos meses, ha habido una serie de casos de conducta sexual "inapropiada" y el momento en que éstos se convierten en un asunto ilegal. Pero, ¿dónde están las fronteras del consentimiento?, se pregunta Jo Fidgen.


¿Hay que pedir permiso para dar un beso?

A muchos les parece que las reglas en torno a las relaciones están cambiando y las consecuencias de hacer las cosas mal pueden ser graves.

A principios de este año, en el juicio de un parlamentario conservador británico, Nigel Evans, se dijo que había tratado de besar a alguien, que fue rechazado y que desistió. Esto fue considerado por el Servicio de Fiscalía de la Corona como potencialmente criminal, aunque Evans fue absuelto.

El caso condujo a la pregunta de dónde trazar la línea entre un avance torpe y un delito sexual.

Los buenos modales


Hay quienes piensan que lo mejor es comportarse como en el pasado.

La política de los besos es un tema que le intriga a la periodista Rosamund Urwin, de 29 años, que escribe regularmente sobre las relaciones de género.

"He hablado recientemente con amigos sobre si la gente debería decir: '¿Te parece si te beso ahora?'. A mí me pareced que es muy dulce, porque en realidad lo que se está diciendo es: 'No quiero hacer algo que te pueda molestar'".

Algunos podrían ver este comportamiento como pasado de moda, pero volver a las costumbres de antes podría ser la forma de afrontar los dilemas modernos sobre el consentimiento.

"Puede ser que hayamos llegado a ese punto de nuevo, en que la gente quiere comprobar que el otro está de acuerdo pues lo que se está haciendo es invadiendo su espacio personal," dice Urwin. "Pero muchas personas podrían no estar de acuerdo conmigo".

Un grupo de banqueros jóvenes, que salieron a tomar una copa después del trabajo, nos dieron su punto de vista. Ninguno de ellos quiso dar su nombre, pero uno admitió que había pedido permiso para besar a una mujer... aunque no lo recomendaría.

"Crees que está bien en ese momento, porque (a) estás borracho y (b) lo viste en una película vieja, probablemente una película de Disney. Pero es una idea terrible. Hay que lanzarse. Si te equivocas, te equivocas, pides disculpas y ahí acaba todo. No debería haber ninguna burocracia en torno al primer beso".

Su amigo está de acuerdo. "Nunca pidas besar a una chica, sólo hazlo. El primer beso debe surgir de la situación porque ambos lo quieren. Es algo que se siente, no es algo que se hace por contrato".

"Sí, yo también quiero besarte"

El debate sobre el consentimiento y la forma en que debe establecerse se está librando en ambos lados del Atlántico.

Justo esta semana en California, se debatió una ley que pondría nuevas reglas en los campus universitarios para dejar claro que en un encuentro sexual las dos partes deben dar "consentimiento afirmativo".

El proyecto de ley dice que debe haber "una decisión afirmativa, sin ambigüedades, y consciente por parte de cada implicado para participar en mutuo acuerdo en la actividad sexual". Y agrega: "La falta de protesta o resistencia no significa consentimiento, tampoco el silencio significa
consentimiento".

Esto generó un intenso debate en los sitios de noticias y blogs. Algunos hasta han especulado que el permiso por escrito podría ser necesario antes del sexo. Otros se han referido a la polémica de 1993 sobre las políticas de "preguntar primero", iniciadas en el Antioch College que pedían que el consentimiento fuera "(a) verbal, (b) mutuo y (c) reiterado en cada nuevo nivel de comportamiento sexual". La muy discutida política dio por resultado un hipotético "Sí, yo también quiero besarte".

Algunos comentaristas han salido claramente a favor de "consentimiento afirmativo", lo que sugiere que la claridad absoluta es la única manera de resolver los problemas entre los adultos jóvenes en los campus.

Entonces, ¿cuál es la mejor manera de regular este ámbito tan personal de nuestras vidas?

Acoso, aunque sea en broma

Las bromas de oficina podrían considerarse como acoso sexual.

Ya existen normas sociales que pueden ser difíciles de precisar y que se hacen cumplir por lo general a través de la presión de grupo.

El contacto sexual no deseado -que podría incluir los besos- es potencialmente criminal bajo diversas leyes en cada país.

En Ley de Igualdad de 2010 británica -por ejemplo- se describe el acoso sexual como "una conducta no deseada de naturaleza sexual", que "tiene el propósito o efecto de... crear un entorno intimidatorio, hostil, degradante, humillante u ofensivo".

Hay que tener en cuenta eso del "propósito o efecto". No es necesario que la persona se proponga acosar a alguien para ser culpable de hacerlo. El acoso sexual es un asunto civil, no criminal, por lo que se puede ser responsable, independientemente de la intención.

Este es el escenario que plantea Kiran Daurka de los abogados Slater and Gordon.

"Una mujer podría estar sentada en su escritorio y dos colegas masculinos podrían estarse riendo por una broma sexista o mirando algo de naturaleza sexual. Creen que es gracioso. La mujer no es su objetivo".

"Si ella siente que están creando un entorno intimidatorio u hostil, potencialmente podría demandarlos por acoso".

Daurka puntualiza que no es una defensa decir que era una broma.

"Si las bromas son ofensivas, degradantes, si está creando un ambiente humillante, eso es acoso".

¿Por puritanos?

Pero, ¿cómo acordar qué se considera "humillante" o "degradante" o cualquier otro de término de ese tipo?

"No creo que haya consenso en este momento", le dice Daurka a la BBC. "Lo que es intimidante u hostil o degradante ahora ciertamente no lo era hace unos 30 años. Esas palabras tienen que ser parte de una discusión. Realmente nos toca a nosotros como sociedad decidir si algo es aceptable o apropiado".

Al igual que en el ámbito social, hay espacio para la interpretación y ese es el espacio en el que surgen los problemas.

"Las normas sobre el acoso sexual no son viables, punto", opina Catherine Hakim, del centro de investigación, Civitas, interesado en el gobierno limitado y la libertad personal. "La ley es demasiado cruda para ser utilizada para regular la interacción social en cualquier sociedad".

Hakim piensa que en algunas culturas, como la británica, la gente es demasiado mojigata. "La incapacidad del puritano, anglosajón, del norte de Europa para lidiar con cualquier cosa sexual hace que le ponga matices a todos los comportamientos, incluyendo el coqueteo en el trabajo. Lo que se considera como un elogio o una rutina de seducción en el continente, en el norte de Europa es más probable que sea acoso sexual marcado".

Que vuelva Mr. Darcy

El profesor de sociología Frank Furedi concuerda con que la gente debe confiar en su propio juicio en lugar de guiarse por las normas.

"Una vez que las normas se convierten en la regla con las cuales juzgamos lo que está bien y que está mal, perdemos la capacidad y la madurez para hacer frente a lo que son siempre problemas complicados".

Furedi creció durante la revolución sexual de la década de 1960 y cree que la generación más joven es más conservadora.

"La moralidad sexual se ha hecho mucho más puritana y mucho más regulada. A menudo veo a mi hijo -que ahora tiene 18 años- y a su generación, y realmente me recuerdan esa indecisión del tipo Jane Austen del siglo XIX, que me parece muy extraña para mi propia socialización. Vamos a dirigir un mundo que cada vez se vuelve más microguiado".

A Urwin eso no le quita el sueño. "No por nada a la gente le encantan las novelas de Jane Austen", dice. A ninguno de sus personajes nunca se le ocurriría robar un beso sin establecer con un alto grado de certeza que sería bien recibido.

Urwin piensa que darle a esos modales anticuados un toque moderno, con nuestro énfasis en el consentimiento, podría ayudarnos a navegar en el difícil terreno de las relaciones.

"Pensamos en los modales como en la manera de usar bien un cuchillo o lo que sea, pero no es así. Se trata de aprender a leer a otros seres humanos. Así que sí, yo creo que podrían ayudar con muchos de nuestros problemas".

Dicen que los modales hacen al hombre. Tal vez ellos también podrían ayudar a mantenerlos fuera de los tribunales.

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