Pickles es un gato que creció en las calles y que por su tamaño le costó encontrar un dueño que lo llenara de amor, hasta que Andrew y Emily dieron con él, gracias a un anuncio en línea de una protectora de animales.
Describen su primer encuentro como amor a primera vista.
Ahora de cariño le llaman el gatosaurio. Pickles tiene tres años, pesa nueve kilos y mide cerca un metro de largo y como buen gato es bien holgazán.
Fue adoptado por la pareja el mes pasado y rápidamente se acostumbró a la casa, donde se la pasa echado en la cama o en los sillones.
“No teníamos intención de adoptarlo cuando fuimos a verlo, pero nos enamoramos. Dijeron que había sido adoptado y llevado a Canadá, pero traído porque realmente no se lleva bien con otros gatos. No se da cuenta de su tamaño, por lo que va golpeando cosas todo el tiempo… Él cree que es como un pequeño gatito todavía”, dijo Andrew.
Aunque se desconoce su raza, se cree que es un Maine Coon, una de las razas domésticas más grandes del mundo.
Para los jóvenes de Boston, el gato gigante come como por un ejército pero eso no les importa pues llegó a sus vidas para darles todavía mayor felicidad, según lo informaron al Daily Mail.
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