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martes, 13 de mayo de 2014
Descubren pruebas de que fue un invierno nuclear el que acabó con los dinosaurios
Fue un invierno nuclear el que acabó con los dinosaurios, según científicos neerlandeses. Aseguran tener la primera prueba física de la popular hipótesis que relaciona su extinción con el impacto del asteroide en la península de Yucatán, México.
Las temperaturas globales cayeron en picado, causando extinciones masivas de especies después de que hace 66 millones de años un asteroide impactara contra el suelo de Yucatán, dejando el famoso cráter de Chicxulub. En su artículo publicado en la revista 'Proceedings Of The National Academy Of Sciences' Johan Vellekoop y sus colegas de la Universidad de Utrecht (Países Bajos) detallan que el asteroide causó el mismo efecto que habría generado una guerra nuclear a gran escala. En su opinión, el polvo del asteroide habría bloqueado los rayos del sol e hizo bajar las temperaturas.
Los científicos neerlandeses han sido los primeros en ofrecer pruebas físicas a favor de la citada hipótesis. Se trata del análisis de las rocas sedimentarias de la zona del río Brazos en Texas (EE.UU.) que son de la misma edad que el impacto del asteroide y contienen capas de valvas rotas. Se cree que fueron llevadas allí por el tsunami provocado el impacto del asteroide, cuyos restos cayeron en el océano: los especialistas descubrieron en estos sedimentos concentraciones inusualmente altas de iridio, típicas en el proceso de vaporización de un asteroide. Lograron calcular cuál fue la temperatura en la superficie marítima después del impacto, analizando moléculas de los organismos marinos conservados en estas rocas. Concluyeron que bajó en hasta 7 grados Celsius.
Según el simulacro en ordenador que realizaron los científicos, en las primeras horas después del impacto hubo terremotos, tsunamis e incendios provocados por un impulso de calor intenso. Gránulos de polvo y azufre se habrían acumulado en la atmósfera y bloquearon los rayos del sol. El efecto podía haber sido agravado por el hollín proveniente de la materia orgánica quemada. Un contraste entre los océanos todavía cálidos y un aire frío habría impulsado fuertes tormentas y huracanes, azotando más polvo a gran altura y aumentando la duración de su presencia en la atmósfera.
De acuerdo con los cálculos, la cantidad de luz solar presente en la superficie de la Tierra después del impacto podría haberse reducido en un 20% frente a su nivel habitual, suprimiendo la fotosíntesis de las plantas y algas. La vida marina hubiera podido verse afectada, además, con la acidificación del agua del mar causada por una caída de partículas sulfurosas desde el cielo. El invierno no duró más de dos o tres décadas, pero este período resultó suficiente para acabar con los dinosaurios, los reptiles voladores (pterosaurios), una gran parte de los reptiles acuáticos y los ammonites, acostumbrados a un mundo exuberante, caluroso y verde.
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